Jairo: el más terrible de todos. No es conocido por las altas sociedades ni las personas incrédulas. Habita entre todos nosotros. Aunque no lo veamos, es él el ocasionante de todos los problemas diarios por los que nos malhumoramos. Tiene una velocidad inalcanzable. Nadie podría cambiar sus cientos de años de maldades.
Roberto: el que siempre está en todos lados.
Ya su nombre se conoce en diferentes casas.
Es muy bondadoso y no busca el mal.
Si le caés bien, te va a cuidar sea donde sea.
Lautaro: el pícaro y juguetón duende. Le gusta hacer bromas inocentes y reírse al respecto. No hace daño, pero no es protector. Le teme a las criaturas superiores y es difícil de ver. Su aspecto de infantil delata su forma de ser.
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